Los Marañones: La Manga, 14 de agosto de 1998

Para ir a La Manga no hace falta mapa. Ya nos sabemos el camino. No es la primera vez que tocamos en el Cañizo. Tampoco es la segunda. De hecho es casi una tradición.

Quedamos en el Latino. Está cerrado por vacaciones. Empezamos bien. Esta vez el encargado de las gestiones es Rafa y vamos en la furgoneta de Turbina, que luego aprovecha para darse su primer baño de mar del año. No hay equipo, así que tenemos que llevárnoslo todo nosotros: amplis, batería, guitarras y equipo de voces. Un nuevo ejercicio de Tetris. Conseguimos un cubicaje casi perfecto, aunque tenemos que hacer el viaje con los pies en alto. Joaquín va por otro lado, con su hermana, su novia y sus perros.

Llegamos al Cañizo. Hola, buenas tardes. Hola, ahí está el "escenario", ya sabéis, y aquí el serpentín. El "escenario" es la terraza del restaurante de al lado, cerrado desde hace años. Montamos. Probamos y nos vamos a cenar al restaurante del otro lado. Luego tocamos. Todo. No sabemos más. Pilo, el perro de Miguel, se pasa todo el concierto como en casa, tumbado delante del micro de Miguel y paseándose entre nosotros.

Después del concierto nos quedamos por allí un rato hablando con los amigos, que hay muchos. Luego cargamos la furgoneta (¿ahora hay más cosas que antes?) y nos volvemos a casa. Luego me doy cuenta de que en todo el tiempo que hemos estado allí he estado todo el rato en la misma manzana. No he visto la playa ni he cruzado a la acera de enfrente. ¿Para qué? Continuará...

Román.
Los Marañones