Editorial Alas
Barcelona
D.L.: B-8913/1962
Gracias a Vicente Baños Galindo
Parodia original de Emilio «El Moro»
Ponte el pañuelito blanco
y tus botas colorá,
que te voy a llevar a empujones
desde Córdoba a Graná.
Incate bien la peineta
y sácate la rebaná,
pa que vean los gitanos
el coraje que te da.
Y en esta noche sin luna,
a la luz de una cerilla,
nadie verá los churretes
que tienes en las rodillas.
Y a la orillita del río,
mientras te vas remojando,
te pondré sobre tu pelo
cuatro ranas y cinco sapos.
Y mi camello moruno
va loquito de alegría
porque lleva en su joroba
a la vizca de mi tía.
Ponte tu traje de noche,
que vamos de recepción,
no hagas como el otro día
que viniste en camisón,
y a la mitad del camino
yo te voy a regalar
cuatro caldos borriqueros
y dos chumbos sin pelar.
Camello mío,
no tropiese al andar,
aligera, camello mío,
que la que tienes aquí arriba
está deseando llegar
pa comerse un plato de migas
Parodia original de Emilio «El Moro»
I
A mi pobre borrega lucera
de flaca y de vieja ya no puede andar.
Ay mi pobre borrega lucera,
de botes de leche le he puesto un collar.
Yo la llevo amarrá de una cuerda
y pa que no muerda le he puesto un bozal,
y de tanto quitarse las pulgas
ya no tiene dientes, ni lana, ni ná.
Estribillo
Qué miedo cuando bala la ovejita
¡beee! y cuando le contesta el corderito, ¡baaa!
Me dan ganas de darle una patá
cuando empiesa a balar,
y a veces la tengo que soltar,
cuando la sinvergonzona
hace pis y después lo demás,
que me da en la nariz un perfume ideal.
II
Mi ovejita, qué lata, qué lata,
de las cuatro patas la tengo lisiá.
Con la mano le digo que venga
y saca la lengua diciéndome va.
Yo la llamo y, como está sorda,
para que me oiga me enredo a pedrá.
Estribillo
Qué pena cuando bala la ovejita
¡beee! y cuando le contesta el corderito, ¡baaa!
Me dan ganas de darle una patá
cuando empieza a balar,
y a veces la tengo que soltar
cuando, muy agachadita,
hace pis y después lo demás,
y de aceitunas me da,
por lo menos, un quintal.
Parodia original de Emilio «El Moro»
I
Ya está el torito apartao
pa la Feria de Antequera,
en un cajón der pescao.
El asco de la ribera
es mi torito, toro nevao
bis
Lo tengo educao,
igual pega coces que tira bocaos,
y tó lo que sabe yo se lo he enseñao;
yo soy el maestro del toro nevao.
Estribillo
Soy el peor ganaero
del campo de La Coruña;
mis toros no tienen cuernos,
que sólo tienen pezuñas.
Y este que tengo trincao
yo quisiera, yo quisiera
que no fuera degollao,
que de un doló se muriera
este torito afeitao.
II
Suspenda usted la corría,
¡por Dios, señor Presidente!,
suspenda usted la corría;
debiera darle vergüenza
de haber traío esa porquería.
bis
La gente pedía que al toro
los guardias le quiten la vía,
y el toro en la arena pingaba y mordía,
mandando toreros a la enfermería.
Estribillo
Yo nunca fui ganaero
del campo de Andalucía,
que soy un mal carretero
y la carreta no es mía.
Y este torito nevao
que no ara y que no tira
por un burro lo he cambiao
y me ha buscao la ruina
ese torito afeitao.
Recitado
Francisco Almagro Herrera
Emilio Giménez Gallego
Estaba medio baldá
y tenía cada berruga como un melón;
era muy güena y honrá,
pero un día me engañó
y la maté de una aguantá.
Mi Pepa era patizamba
y estiraíta de cuello,
como su mare del alma,
que parecía un camello.
Y como estaba pelona,
con la nariz aplastá,
era totalmente una mona
a mi chilaba agarra.
Yo no sé lo que me dio,
que siendo tan fea y tan puerca
me buscó la perdisión.
¡Qué lástima de mi Pepa,
que sólo duró tres días!,
y al destaparle la cara,
¡hay que ver cómo golía!
Lo mismito que si fuera
la hija de Juan Simón,
la enterraron por la tarde
y hasta el hoyo lo infestó.
Yo que una mano llevaba una vela
y, en la otra, un salchichón.
Patizamba, Pepa mía,
ya no te tengo a mi vera,
arrugona Pepa mía.
Aunque estabas quince horas
metía en la peluquería,
volvías hecha una mona.
Yo me despierto cantando,
al amanecer el día
yo me despierto cantando,
y la pobre de mí tía
me dice no cantes tanto,
vete a cantar a la vía.
———
Un perrito «Fosterrier»,
me acaban de regalar
un perrito «Fosterrier»,
y tan debilucho está
que se arrima a la paré
el pobre para ladrar.
A un acomodador,
un tío no le dio propina
a un acomodador,
entonces éste le dijo,
cuando el otro se sentó:
—El médico es el asesino.
———
Que tenía las medias sucias,
mi novia me dijo un día
que tenía las medias sucias,
le dije: —No te impacientes,
porque son americanas
y además muy transparentes.
Viva el puende de la Princesa,
viva Melilla, que es la tierra
de un servidor.
Viva el Puente de la Princesa
y el Guadalquivir de Cuenca,
que es lo mejor de Barcelona.
Parodia original de Emilio «El Moro»
Esperanza, Esperanza
no sabía bailar charleston.
Esperanza, Esperanza
tiene cara de perro pachón.
La conocí, junto a Sabadell,
con Búfalo Bil, Melón Blando y Devora Ken.
No sé por qué me comprometí
a darle de comer,
si no tenía ni pa mí.
De nada vale, la vida que vivimos,
si de potajes nunca salimos.
Ay qué pena me da, Esperanza, por Dios,
que de papas te comas un vagón.
Ay, qué pena me da, Esperanza por Dios,
que de vino te tragues un bidón.
Esperanza, Esperanza
no sabía bailar cha-cha-cha.
Esperanza, con la panza
tiene cara de burra cansá.
Me la encontré en Villa Nador,
con un traje azul y unas medias de algodón.
Cuando salí de aquel callejón
y la vi en la luz,
era un loro con sarampión.
De nada vale que me sigas los pasos,
y si me sigues, te hago pedazos;
puedes meterte de fregona en el teatro,
aunque no ganes ni pa tabaco;
pero vete a Corea, Esperanza, por Dios,
que te harten los chinos de arroz.
Esperanza, Esperanza,
entre nosotros ya todo acabó.
Esperanza y señores,
aquí la historia ya se terminó.
Alegrías
Diego Cortés
Cúidate tus pies hermosos,
Rosariuo de mi vida;
cúidate tus pies hermosos,
que te llevo en la cartera
y te huelen hasta en la foto.
Cada vez que te veo, lloro,
por la mañana temprano,
cada vez que te veo lloro
porque eres tan bonita
que eres una vizca soplando globo.
¿Qué hay detrás del armario,
que parece que se mueve?
Es mi suegra, que me espera
con una bomba de mano.
Las campanas de Utrera
ya las han quitado,
y a la vaca lechera se la han colgao.
Tienes los dientes
como los callos de un dependiente.
Eres bonita y no te has casao
porque la cara
se te ha picao.
Vino amargo
Parodia original de Emilio «El Moro»
Vino dulce es el que bebo,
para no estar amargao;
el amargo, pa Farina,
que yo prefiero la quina
el vino tinto embocao.
El amargo pa el que quiera,
que yo prefiero la quina
y dos botellas de solera.
Vino dulce pido al tabernero,
porque el vino amargo me sabe muy mal;
que no sea barato,
que de Valdepeñas
lo quiero tintorro
y sin bautizar.
Ni con vino ni con agua
yo triste me he de poner,
porque le canto un fandango
a un turco, a un americano,
a un ruso y a un japonés.
Porque le canto un fandango
a un chino, a un checoslovaco,
a un rumano y a un sordo inglés.
Vino dulce yo sigo bebiendo,
revuelto con whisky, colonia y sifón,
porque yo no trago ese vino amargo
habiendo en la tasca tinto peleón.
Parodia original de Emilio «El Moro»
Qué me importa que huelas a cabra,
no me importa volverte a querer
si tus ojos blancos y sin pestañas
se me han clavaíto en el peroné.
Gitana, gitana mía, cómo te voy a querer,
que a mí me pille un tranvía
si no te corto los pies.
Cuantas noches pasaré yo en vela
respirando aire puro, amor mío,
cuantas noches pasando esta pena
en la tasca quedaré dormido.
Sí, sí, sí que vamos hacer
porque vas a negarlo
que huele a podrío. Ay, lo que yo diera
por tirarte al río.
Qué fuerza tiene tu olor,
ay, pero qué fuerza tiene tu querer,
que cuanto más te acercas a mí,
más ganas me dan de correr.
Sí, sí, sí, sí, sí, sí, eso es.
Son tus rizos color de estropajo
y los labios a ti no se te ven,
porque tienes los dientes por fuera
y además más negros que el humo de tren.
Gitana, gitana mía,
mala puñalá te den,
que te metan en legía
y que te saquen al mes.
Cuantas noches pasaré al sereno
esperando a que tú hayas dormido,
pa meterme después en la cama
y soñar que has desaparecido.
Sí, sí, sí, sí, sí, sí.
Autor: Emilio «El Moro»
Teniendo aceite de oliva,
¡qué asco me da el de soja!,
es lo mismo que cambiar
jamones por zanahorias
y el oro por alquitrán.
———
Están subiendo los huevos
como si fueran globitos,
ya sólo los ricos nuevos
pueden comer huevos fritos
y papas fritas con huevos.
———
Todo el tío que se casa
sólo por el interés,
pronto será el ordenanza
de su suegra y su mujer,
¡qué poco pinta en su casa!
———
El que deja a su mujer
soga larga y no vigila,
en la frente ha de tener,
por confiado y por lila,
una cosa que yo sé.
(Dos iguales)
Parodia original de Emilio «El Moro»
Tiene el color de la jeta,
negro como el regalís,
y lleva en la boca bocera
y en la mano un calcetín.
De un carro de la basura
la sacaron cuando chica,
y hoy tiene ya veinte años
y huele a coles, pescao y lechuga.
Palabras que lleva el rumbo
tan negras como el carbón,
el pozo del tío Raimundo
sintió el profundo cante simplón.
A quien le vendo el aceite
del que no sale para otro lado,
pues tengo catorce litros
en mi despensa, bien achantao.
De aceitunas sevillanas,
quién me compra un litro a mí.
El de soja y avellanas
es el que se queda aquí.
Cuatro kilos de trinita
voy poniendo en los lugares
por donde mi suegra pasa,
y hecha polvo de la casa
mañana, mañana sale.
Yendo de chusma en la moto
corriendo a todo correr,
mi novia anoche se ha roto
el hueso del peroné.
Como el golpe le dolía,
a la Casa de Socorro
la llevaron en seguía,
pues le salía sangre del morro.
Quizás una jarra de tinto
mi novia se trasegó,
como es borracha y lechuza,
buena merluza que se pescó.
Dos arbolitos
Parodia original de Emilio «El Moro»
Han salido en mi huerta dos zanahorias,
dos zanahorias de color amarillo,
que me las ha pedido mi tío, el de Soria,
para comerlas frías con salomillo.
Yo creo que si se las come, revienta,
y esto sí que es jugarle una doble picia,
porque mis zanahorias amarillentas
seguro estoy que sufren de la «tiricia».
Zanahoria, zanahoria, mi copla escucha,
con cebolletas frescas me gustan tanto,
y aunque tienes la cara tan paliducha,
mira como rendido de hambre te canto.
Mi cotorra y mi loro están tristes
porque me han visto ayer rebuznar,
yo sé bien que no soy un borrico,
pero nadie lo sabe apreciar.
Porque vino a decirme el vecino
que mi suegra se quiere asfixiar,
como no tiene gas en su casa,
el Butano le voy a llevar.
Si le falta con una bombona,
dos docenas la pienso comprar,
yo pretendo que la muy bribona,
por marimandona, que se hinche de gas.
Esperanza
Parodia original de Emilio «El Moro»
Dorotea, Dorotea,
tu no sabes bailar charlestón;
Dorotea, Dorotea,
tienes cara de perro pachón.
Te conocí en un «kermés» y te emborraché,
y tu padre se enteró...
me fue a buscar y para lavar
la mancha fatal me dio un frasco de «Mistol».
De poco vale que tu padre no quiera
que bebas vino, si eres borracha,
si es que te gusta la priba y no te privas
porque te matas por la vinacha.
Ay qué tufo que das,
Dorotes, al toser,
tu boquita me huele a bodega.
No te puedo tragar,
anda ya y búscate
quien te compre tintorro a granel.
Dorotea, Dorotea,
sólo sabes del frasco chupar...
Dorotea, Dorotea,
te has debido una esponja tragar.
Parodia original de Emilio «El Moro»
Era tu madre tan descarada
que me dio anoche dos bofetadas,
me dieron ganas por su altivez
de rebañarla toda la nuez.
Tú me ofreciste dos kilos de ajos
para el reuma que tengo yo,
lo bonito que sería
que me dieras dos sandías,
cuatro kilos de «boniatos»
y una arroba de judías.
Brilló en tus ojos un «legañón»,
que te limpiaste con el Sidol,
te tengo dicho que si me engañas
no he de quitarte más las legañas.
Por tus durezas te regalé
una lima callos para los piés,
siempre pediste que te rascara
del dedo gordo tu sabañón,
por mí te puede picar
como un sarnazo a rabiar...
Y no vuelvas a mi vera
porque me lo vas a pagar,
en ti yo puse mucho zotal
que «pa» la sarna es colosal.
Los faroles de Santa Ana
Parodia original de Emilio «El Moro»
Los peroles,
los peroles de judías
en el fuego se quemaron.
Los peroles,
los peroles de mi tía
¡vaya peste que soltaron!
Cocinera, ay cocinera,
huelen peor tus peroles
que los pies de una trapera.
Y no te marques faroles
lávate las sobaqueras.
Me invitaste el otro día
a dos platos de judías
para que toda la gente
se pudiera percatar.
Pero no quise comerlas
aunque estaban de primera
porque son muy traicioneras
y me atacan por detrás.
Si tienes otra comida
yo te la prefiero mejor,
que a mí dándome judías
no vas a hacerme el amor.
Monólogo
Letra: Juan Pérez Sánchez
Perdóneme, señor... ¿es usted inglés... alemán?
¿francés?... ¿ah?, español, bien, ¿y de que región?...
De donde más brilla el sol.
¿Entonces habrá oído usted hablar
de Andalucía la baja?...
de su arte y de su sal,
de los vinos de Jerez y
del Puerto el buen coñac;
la manzanilla de Sanlúcar
y los pinos de Puerto Real;
de las murallas de Cádiz
de San Fernando y su Arsenal.
...Y de cante ¿«pá» que vamos a hablar?...
Seguirillas, malagueñas, soleá,
alegrías, bulerías y mirabrá.
Y ese cante de los Puertos
que no se «puén» mejorar,
porque tuvo unos maestros
que quedaron inmortal;
Chacón, Torres y el Mellizo,
y si le sigo contando...
nunca podría acabar.
Porque Dios así lo quiso
a ese rincón superar.
Los turistas y extranjeros
al llegar a ese lugar,
cuando se toman tres copas
ya quieren cantar y bailar,
y hasta se rompen la ropa
porque no pueden lograr
esa gracia que disloca.
Y en la Feria de Sevilla
con tanto garbo y salero,
lo primero que se compran
los turistas es el sombrero.
Ella se pone mantilla,
castañuelas y pañuelos,
y dicen ¡Viva Sevilla!
lo mejor del mundo entero.
Y cuando van a los toros
en barrera. ¡Los primeros!
y aplauden con entusiasmo
a los famosos toreros.
Después van a las Casetas
con el rumor bullanguero,
se toman cuatro de vino
y bailan como el primero;
y diciendo ¡Viva España!
yo no vuelvo a mi terreno.
También le hablaré de Huelva
la tierra de los choqueros,
de la Virgen del Rocío
y de sus fieles romeros:
del fandango de Alosno
fuente del fandanguilleo.
Y de Córdoba la Sultana
cuna de buenos toreros.
Su mezquita musulmana
y sus vinos montilleros,
y de Málaga la bella
con su barrio Perchelero,
ese boquerón de plata
«cogío» por los coperos.
Y esa gracia del Piyayo
que llegó hasta el extranjero.
Y de Almería ¡allá va!
con su fandango bailable
que también se hizo inmortal,
con sus uvas y naranjas
que al mundo suele exportar.
Y para irse a Jaén
hay que pasar por Graná,
pero hay que detenerse,
y pensar lo que vas a visitar;
porque Graná tiene cosas
de grandeza de verdad.
La Virgen de las Angustias
que no se pueden aguantar,
tó el que va a visitarla
le dan ganas de llorar.
Al fondo vemos la Alhambra,
como un doble Potencial,
diciendo: ¡venid extranjeros!
a mi Casa a visitar.
Ya llegamos a Jaén
después de haberlo andao tó;
vemos unas maravillas
y la hermosa Cara de Dios;
que tiene esta gran villa,
con nuestro Padre Jesús
y la Virgen de la Capilla.
De cantaores también lo son.
Pues... mire usted de Linares
voy a contar una actuación:
Hace años un tal Penene
era cantaor flamenco y trovador,
llegó un día un forastero
que era de la misma opinión.
En una juerga que tuvieron
se picaron ellos dos,
como eran Trovadores,
verán lo que se escuchó:
El forastero cantó:
«Mira se he corrido tierras
que he corrido el Garbanzal
Cartagena, Herrería
y no he podido encontrar
un zapato a la medía».
Y el Penene contestó:
«Allá voy que echo humo
apártate no te dé,
multiplico, resto y sumo
y ve preparando el pie,
que ties que probar uno
de la provincia de Jaén».
Y hoy no le cuento más,
hablaremos otro día,
tengo tanto que contar
de esa hermosa Andalucia...