Cancionero nº 97
Ediciones Bistagne
Barcelona
D.L.: 8774/1964
Gracias a Vicente Baños Galindo
Visitamos a Emilio el Moro en su camerino del Teatro Calderónn de Madrid, en donde está actuando con gran éxito en el espectáculo que presenta Juanita Reina titulado «SEÑORIO». Emilio Jiménez Gallego, así se llama realmente nuestro artista de hoy, es un hombre serio pero muy afable. Viéndole así, normalmente, es decir sin esas barbas que se planta para salir a escena, ni las babuchas ni chilaba, es muy difícil relacionarle con el gracioso y gran artista que es Emilio el Moro. He aquí sus respuestas a nuestra curiosidad:
—Emilio. ¿Eres de verdad moro?
—Lo preguntas por las babuchas, ¿verdad? No, no soy moro, aunque a veces pienso que lo soy. Nací en Melilla en 1926, y en realidad me he criado entre moros. Yo les aprecio mucho y valoro grandemente sus grandes cualidades.
—¿Por qué no cantas en serio?
—Quién, ¿yo...? Pero si cuando canto nunca me río...
—Dicen los entendidos que si cantaras el clásico flamenco no tendrías rival.
Puede ser que no tuviera rival... quizás tuviera hambre.
—Ese dominio que tienes de la guitarra, ¿cómo lo has conseguido?—
—Pues desde pequeñito la he ido amaestrando... y ahora no tengo más que decirle «vamos a cantar El Relicario», y enseguida se pone en marcha. El mérito es de la guitarra, por eso cuando el público me aplaude alguna vez por equivocación, yo le señalo la guitarra para que la aplaudan también un poquito.
—Ahora, en serio, cuéntanos algo de tus principios artísticos.
—Bueno. Allá va. Yo no iba para esto. Yo ya tenía montado un negocio que marchaba bastante bien, tenía hasta dos empleados ¡fíjate!
—¿Qué negocio era ése?
—Pintor decorador. Vine a establecerme a Madrid en 1948 y la cosa resultaba muy bien. Un día me invitaron a una fiesta para que cantara algo y como a mí siempre me ha gustado hacer reír a la gente se me ocurrió ir a dicha fiesta con una chilaba que tenía en casa, unas babuchas que también tenía en casa, y una barba postiza que me prestó un amigo que venía de la verbena. Y allí empezó todo. Desde entonces surgió Emilio el Moro y ya no ha habido forma de dar marcha atrás.
—Esas letras tan especiales que pones en tus canciones, ¿de dónde las sacas?
—Cuando empecé iba improvisando sobre la marcha lo que me parecía, al principio buscaba que rimaran las coplas, pero después me di cuenta que tenía que pensar mucho. Por eso empecé a imponer mi propio estilo. Por ejemplo en vez de decir «Por ser amiga de la Dolores», yo me acordaba de mi pobre tío Paco y cambiaba los Dolores por el Paco, y eso a la vez de aliviarme le gustaba al público.
—Emilio, he estado viendo tu actuación en este espectáculo, y he oído a la gente reírse con locura con un chiste tuyo. ¿Te importaría contarlo para nuestros lectores?
—Pues es una familia muy pobre, muy pobre. El padre dice «Si me toca una quiniela, lo primero que haré será comprarme un jamón». Y sus cinco hijitos le contestan «Eso, papá, eso, y luego nos montas en él».
—¿Es cierto que te retirarás pronto?
—Pues, pronto, pronto no. Pero ya pienso en ello. Date cuenta que es una lata eso de ponerse la barba todos los días.
—Hombre, eso tiene fácil arreglo. Déjatela crecer.
—¡Uf! Entonces tendría que cantar hasta en los tranvías.
—¿Qué nos cuentas de tus viajes por América?
—Pues que he tenido mucho éxito, que he gustado mucho, etc., y todas esas cosas que siempre decimos los artistas, lo de «artistas» ponlo con letras gordas.
—¿Es cierto que has ganado mucho dinero?
—Eso sí, pagar, pagan bien.
—Aparte del teatro habrás tenido otras actividades en América, ¿no?
—Sí. He actuado en la TV, en la radio y también he grabado un disco. Por cierto que se está vendiendo muy bien. Claro que allí le echaba más salsa.
—¿Más salsa?
—Bueno, más picante, ¿comprendes?
—Sí, sí, comprendo. Y ahora dinos:
—¿Con qué canción te hiciste famoso?
—Con «La Malagueña».
—¿Cómo haces para ir ampliando más y más tu repertorio?
—Cuando sale alguna canción de cierto éxito, ya voy buscando la forma de meterle el diente.
—De verdad, de verdad. ¿No cantará Emilio el Moro alguna vez en serio?
—No. Nunca. Yo he creado mi propio estilo y ya no es momento de cambiarlo. Me gusta que la gente disfrute, y si yo contribuyo a ello, me doy por satisfecho.
—Muy bien, pues ahora cuéntanos esas anécdotas que te han sucedido y tienes preparadas para nuestros lectores.
—Una vez, estando con un amigo a la puerta de un teatro, se nos acercó un hombre que venía llorando. Nos acercamos a él y mi amigo le preguntó: «Pero hombre, ¿por qué llora Ud.?» «Porque me ha pegado mi mujer» —contestó entre sollozos— «Consuélese, al fin y al cabo Ud. puede desahogarse llorando, en cambio a mí, encima de pegarme me dice chisttt...»
—En otra ocasión salí de viaje en un coche Chevrolet del año 35. Aparte de nosotros un practicante de maneras un poco «afeitadas». Empezamos a subir un gran puerto y el coche empezó a rugir echando mucho humo. A mitad de la cuesta y cuando el coche parecía que iba a explotar, saltó el practicante «¡Ozú! ¡Mi mare! Que nos vamos a salir de España por arriba» y en esto el coche empezó a echar más humo y pegó una explosión de miedo. Con decirte que estuvimos más de cinco horas en medio del campo, y que ya pensábamos en freírnos unas lagartijas...
En un día de feria
haciendo churro la conocí
era el torero de los aviso
y a pasar hambre me fui con él
estuvo diez año, sin dar un golpe
y a los catorce lo puede ver.
La plaza estaba de bote en bote,
y él solo en aquel redondel
poniendo anuncio sobre la arena
y disfrazado de licor 43.
Pisa morena písame un callo
que el grito se oiga
se oiga el grito en Nueva York
con un cachito de esparadrapo
al otro día ya puedes darme
otro pisotón.
Llegó a ser un torero
como Velazque y Gregori Pez
pero en dos años no vi una gorda
pues pa algodone nunca ahorré.
Al dar un lance salió lanzado,
con la cabeza dio en la paré.
La muletilla se la encontraron
en una aldea de Santander
de la montera nunca se supo
creo que la tiene un portugué.
Pisa morena, pisa descarsa
que una alpargata que una sandalia
te voy a comprar
con lo que ahorre
esta temporada
lo pasaremos lo pasaremos
bastante mal.
Andando un día descalso
con cuatro tachelas
clavá en los talone,
un toro de mi divisa
le dio tres cornada
y patás en los riñones
Y ordené a mis mayorales
envolverlo en algodón
que cuando se ponga bueno
a éste lo apadrino yo.
Lo puse a pegar carteles
y en un momento
empapeló la fachá del Ayuntamiento.
Padrino. Por fuera cara de bueno
por dentro eres un asesino.
Padrino. Mi cara es un pie descalzo
y no como más que pepinos.
No saben de mi amargura
pues tu promesa fueron de modo
que llevo ya cuatro años
que desde lejos no veo a los toros.
Padrino; Padrino sin un te quiero
Padrino sin un puchero
la gente no se imagina
que el pobre de este matador
no coma más que aspirina.
II
Por culpa de la ceniza de
un cigarro puro que ardía en barrena
El fuego de mi camisa
le ardió y el berrío se escuchó en Utrera.
Y entre el miedo que tenía el dolor y la
mazón. Como una moto corría
hasta que llegó a Gijón.
De nuevo por las arenas
sin ser torero
y ya no viste de luce va de bombero.
Padrino. De no comer ya me pitan
como locos los dos oídos
Padrino. Sólo tengo en mi tripita
más que molestias y ruido.
De papas yo me comía
una cosecha y un poco más
y de carne que alegría
coge una vaca pa merendar.
Padrino, Padrino te metan fuego
y no llamen a los bomberos
la gente no se imagina
que el pobre de este matador
sea ya la muerte canina.
Tengo que hacer un cepillo ¿Con qué?
con pelo de jabalí
pa que te laves los dientes. ¿Con qué?
con gaseosa y con flit
sobre tu espalda divina
encima me subiré
pa cuando esté lloviendo
yo no me moje los pies.
A mi Fátima querida
dentro la chilaba
la llevo metida
aunque soy un amargante
jamón en la vía
podré yo a ti darte.
Yo soy un pobre amargante
y vengo a esta tierra extraña
más despistao que un camello
dentro de una farmacia.
Con mis cuerdas y mi guitarra
y estas ganas de reír
yo me vine pronto a España
y ahora yo vivo en Madrid.
Por ser amiga de mi tío Paco
yo me enteré de lo que ocurrió
en juelga de vió la Dolore
liá como una coliflor
y una coplita que andaba en pijama
pregón de infamia de una mujer.
Y el buen nombre
de aquella maña
maña se dio pa comer.
La Dolores de la copla
me dijo mi padre un día
fue alegre hijo mío pero fue buena
y sin trabajar comía.
Si vas a Calatayu
Si vas a Calatayu
pregunta por la Dolore
que una copla la mató
de vergüenza y sofocone
ves que te lo digo yo
que soy el hijo de la muerta.
Dicen al mozo de la taberna
cuando en la calle lo ven barrer
¿Tú sabes su madre quién era? Yo no. Que tonta
Dolores la del cuplé.
El la quería como a un hermano
mas su cariño estranguló
y no supo, limpiar el suelo
porque no tenía mistol.
Coplas que vais dando muerte
con el alma te maldigo
fuiste dolor de mi madre
Ah, pero conmigo te equivocas.
Si vas a Calatayu (bis)
pregunta por la María
que un tendero la mató
de tanto como le debía.
Ves que te lo digo yo
que soy de la raza calé.
Tu cuerpo lleno de pringue
tus pelos como un erizo
a tu lao no hay quien se arrime
porque hueles a chorizo.
Cuando saliste del río
con tu bañador de cebra
lo dejaste to teñío
de una capa negra negra.
Yo te miraba en silencio
separando una por una
las ranas y los lagartos verdes
de verde aceitunas.
Ciego del sol que da mayo
yo saqué el pañuelo mío
pa sacarme cuatro moscas
pa sacarme cuatro moscas
que en mi oreja habían caío.
Yo reía triunfador
porque le escondí el vestío
y la tuve cuatro meses
sambuyéndose en el río
y la tuve cuatro meses
hasta que murió de frío.
Que mira de medio lao,
tengo una novia que es bizca
que mira de medio lao
yo pido que me dé un beso
y se lo da al que tiene al lao.
Cuando compra unos zapatos
hay que ver los pies que tiene
cuando compra unos zapatos
que pisas un cocodrilo
y le tapas hasta el rabo.
De la feria de Utrera
el otro día,
se escapó un toro bravo
de la corría.
Como mi novia es bizca
vio dos ventanas
subió a la que no era
y está en la cama.
Eres bonita
y no te has casado
eres bonita y no te has casao
porque la cara se te ha picao.
Ay que llamarme por Solea (bis)
Como me llamó mi mare
al mes y medio de casá
Que no llamarme a mi Cacilda (bis)
llamarme por Soleá.
Eran dos grandes tapones
los que tapaban sus oídos
era muy larga y morena
su cara como una mona
y del color de la tierra
que no ha visto el agua clara
desde antes de la guerra
camello peor esquilao
ni peor atalajao
ningún andaluz lo ronca
ni traje peor cortao
que el que lucía la Antonia
era de lata el herraje.
De los cuatro burrero
que no eran cuatro mulero
porque el dueño de las mulas
estaba en el pueblo.
El de la burra tolda
no llegó al río
porque estaba lloviendo en el campo
en el campo había llovío
y no tenía paragua ni había comío,
ni sopa.
Silencio en la tarde
la gente no duerme
y para la corrida
no hay localidades.
Un clarín se oye
la gente se esconde
porque sale el toro
con sus puñales
echando más babas
que mil caracoles.
Eran cinco hermanos
los cinco albañiles
y el más pequeñito
por fin se decide
cogió su capote
y solo le dio un lance
y cuando despertaba
se vio en un garaje
cubierto de grasas
hasta los riñones.
Silencio en la tarde
sigue el mismo toro
y ya son las nueve
y no hay quien lo mate.
Hoy todo ha pasado
mataron al toro
con catorce bombas
que perdió hasta el rabo.
Y aquel muchacho
sin piernas ni brazos
es una bombona
pero de gas butano
silencio en la noche
vamos a acostarnos.
Un domingo de puñata
un ratero le robó
a la dueña de una fonda
los zapatos y el camisón
La dueña desesperada
corre y grita de repente ¡A ese!
y con un palo en la mano
va preguntándole a la gente.
¿No han visto correr a un ratero
con veinte años sin flor,
con la tiricia en la cara
y arrastrando un camisón (Nosotros no)
Es un ratero y me ha robao
mirarme de dolor rota
el corazón derretio
y las alpargatas to fofa.
Por el barrio lo buscaron
pero nadie lo encontró
iba la noche avanzando
y pegando tropezón.
La dueña desesperada
no encuentra remedio urbano
cuando llaman a la puerta
y el sereno se presente
con un perro de la mano.
Fandango
Ya el ratero ha parecido
mirar mi emoción sin freno
ya el ratero ha parecido
que lo que a mí me robaba
se lo ha dao a un verdulero
por dos canastos de habas.
Cuando remedio no tenga (bis)
que te corte un cirujano
la «campinilla» y la lengua.
Mira como se me ponen
los pies cuando te recuerdo.
Por la garganta me baja
un chorro de vino fresco,
que va atravesando de parte a parte
y de arriba abajo mi cuerpo.
Mira como se me ponen
los pies cuando te recuerdo,
que una vez fuimos andando
de Barcelona a tu pueblo.
Tengo callos en las manos
y padrastros en los dedos
y en mi cabeza una caspa,
como un plato de fideos.
Entre tu «chosa» y mi casa,
hay un muro de silencio,
de ladrillos y adoquines,
de cal, arena y «semento».
Un muro para que nunca
lo pueda saltá el pueblo
que está dando las vueltas al cerrojo
que guarda todos mis secretos,
y yo se que me quieres
y tú dudas que te quiero
y de vieja morirás
y nunca podrás saberlo.
¡Ay! qué alegría y qué asco
quererte como te quiero.
Ayer en la Plaza,
vieja viuda no vuelvas hacerlo,
besaste a mi niño,
a mi niño el que es sargento.
Y como los besabas, ¡ay!
que un palo yo te doy
que fue la primera vez que me vi en la frente
los iguales para hoy.
Salí corriendo a mi casa,
tumbé a mi niño en el suelo
y sin que nadie me viera
como un ladrón al acecho,
con mis botas de cartero
aplastó mi pata tu beso.
Mira: Pase lo que pase,
aunque se hunda el firmamento,
aunque la tierra se abra
y nuestros nombres los pisoteen los camellos
vete corriendo a tu casa
que yo me voy «pa» tu pueblo.
¡Ay! que alegría, que pena
que sea uno tan embustero.
Porque no tengo carrera,
tu familia no me quiere,
en mi casa tengo un galgo
cójelo cuando quieras
que yo «pa» correr no valgo.
Vino a Madrid desde Osuna
para vender jamones
tiene en el cuello verrugas
y en las manos sabañones.
Cuando del tren se ha apeado
a un «mosito» le ha llamado
le ha llamado la atención
los jamones que traía
al subierse en el tranvía
ayudarla se ofreció.
Pidió una navaja a la pobre Concha
y el tío sinvergüenza se cortó una loncha.
Jamonera no te fíes
de ese hombre, ten cuidado.
Fíjate con qué intención
en tus jamones se ha fijado.
Con la mirada te engaña,
no le prestes atención
que ese tío te rebaña
hasta el hueso del jamón.
Con sus ojos de carnero
viene a hacerte la pelusa
y aunque dice el embustero
que tiene mucho dinero,
lo que tiene es mucha gusa.
La pobre Concha ha quedado
llena de melancolía
aquel gandul se ha zampao
los jamones que traía.
Jamonera pueblerina ves como eres una prima
ya te dije ten cuidado,
te la pueden dar con queso,
fíjate como en los huesos
tus jamones ha dejado.
Escribe a tuca, aunque no te cuadre,
todo lo que pasa díselo a tu padre:
Papaíto aquí los hombres son malvados y bribones
sin conciencia un tiparraco a liquidado mis jamones,
el tocino solamente con el hueso me dejó
y no le ha metido el diente porque duro lo encontró,
en mi cara se me nota lo mucho que he adelgazado
y me consume la pena que este tío se comiera,
los dos jamones serranos.
En una piedra de mármol
había una mujer muerta
en una piedra de mármol
con la sangre derretía
y el corazón desastrosao
las moscas se la comían.
En la puerta de mi casa
dos huerfanitos lloraban
en la puerta de mi casa.
Se nos ha muerto nuestro padre
y ya no podremos comer
huevos fritos con tomate.
Que desgracia fue la mía
el día que te conocí
qué desgracia fue la mía
«pa» despistarte de mí
te subiste a un travía
y todavía te estoy esperando
El once le dijo al doce,
el trece donde estará,
el once le dijo al doce
pregúntaselo al catorce
que el quince te lo dirá
que el dieciseis lo conoce.
El trece donde estará
el once le dice al doce,
el trece donde estará,
pregúntaselo al catorce
que el quince te lo dirá
que el dieciseis lo conoce.
I
En una arpillera de saco liá
a mí la Joaquina me viene a buscar;
El borrico mío se pone de manos
dando resoplíos...
y a mí por el cuerpo me da escalofrío
y me voy de calle,
mire usted qué lío.
Estribillo
Al paso, al paso, en la ribera ¡Olé!
mi burro, con la mosca, va y se para ¡Olé!
y cuando le digo que me esperas
se tira al suelo como una rana.
Sabe que tienes, que tienes, sabe...
en tu corral una higuera,
y que coge los higos
el primerito que llega.
II
Por la rastrojera que va al melonar
mi burro se pone siempre a rebuscar.
Chillan los mochuelos, corren los lagartos
a los agujeros,
y de punta, mare se me pone el pelo
cuando la Joaquina me dice te quiero
Estribillo
Al paso, al paso con fatigas
mi burro va marchando poco a poco,
pero cuando le mienten a Joaquina
pegando coces se vuelve loco.
Sabe que tienes, que tienes sabe
uno que mucho te adora,
sabe que te estás poniendo
lo mismo que una tambora.
Me dijeron que no tenía
fartas ninguna la Rosalía,
yo la vi en la oscuridad
y dije ¿será verdad?
La lleve a mi casa luego
y cuando la examiné,
¡pobrecita Rosalía!
las cositas que tenía
se las voy a contar a usted.
Estribillo
Tenía, tenía la boca torcía
y también tenía una oreja roía,
un ojo postizo, digo de crista
y tenía reuma y colitis
que apenas podía la pobre ni andar.
II
Una tarde cuando dormía
entre la paja mi Rosalía,
dije ya no aguanto más
con esta calamidad.
Antes que se despertara
me salí por el corral,
que las cosas que tenía
la infeliz Rosalía
no se pueden aguantar.
Estribillo
Tenía, tenía miseria de larfo
y también las medias colgando,
fumaba y bebía y olía muy mal,
escupía, roncaba y tosía
lo mismo de día que en la madrugá.
Fandango:
Estaba medio baldá
y tenía media berruga como un melón
era mu guena y honrá
y la maté de una guantá.
Recitado:
Mi Pepa era Patizamba
y estiraita de cuello
como su mare del alma
que parecía un camello.
Y como estaba pelona
con la nariz aplastá
era totalmente una mona
a mi chilaba agarrá.
Bulerías:
Yo no sé lo que me dio
que siendo tan horrorosa
me buscó la perdición.
Recitado:
¡Qué lástima de mi Pepa
que sólo duró tres días!
Ahí pueden figurarse
la guantá que le daría.
Lo mismito que si fuera
la hija de Juan Simón
la enterraron por la tarde
en un hoyo y se acabó.
Milonga:
Yo que en una mano llevaba la pala
y en la otra un salchichón.
Fandango:
Ya no te tengo a mi vera
patizamba Pepa mía,
aunque echabas quince horas
mentía en la peluquería
volvías hecha una mona.
Voz de niña:
Di mamá, ¿dónde está mi papá?
dímelo, dímelo, di mamá
di mamá ¿viste tú a mi papá?
dímelo, dímelo, di mamá.
Voz gruesa:
Pues sí, corazón
sé donde está.
empinando el porrón
con su amigo Nicolás...
Pues sí corazón,
yo sí lo vi
en el Monte de Piedad
empeñando hasta el reloj...
II
Voz de niña:
Di mamá, ¿si papá ha traído ya el jornal...?
dímelo, dímelo, di mamá
di mamá, ¿viste tú el jornal?
dímelo, dímelo, di mamá.
Voz gruesa:
Pues no corazón
no he visto ni un solo real
y mañana pa cenar sólo hay papas y nada más.
Voz de niña:
Di mamá, ¿viste tú a papá?
dímelo, dímelo, di mamá.
Voz gruesa:
Pues sí corazón
yo si lo vi abrazando a una mujer
de «esas» que andan por ahí...
Pues sí corazón
sé donde está
o jugando al subastao
o al julepe ahí en el bar.
Voz de niña:
¡Oh, mamá, hoy por fin conocí
al buen padre que me hará tan feliz!
III
Voz gruesa:
Es verdad corazón sin pensar
te enseñé lo qué es tu papá.
Voz de niña:
Di mamá ya podré ver a papá?
Dímelo, dímelo, di pap...
di mamá ¿yo a papá le veré?
Dímelo, dímelo, di mamá.
Voz gruesa:
Que sí, corazón, sí lo verás
cuando venga a casa tu papá
y le «atice» a tu mamá
Pues sí corazón, sí lo verás
cuando se venga a acostar
con la tea y sin un real.
Te llamaban la panocha
por tu pelo encarnado
te llamaban la panocha
pero yo no sé lo que te han echao
que ahora eres una brocha
con cuatro pelos al lao.
María Manuela. ¿Me escuchas?
Yo de vestidos no entiendo
pero me gusta de vera ese que te has ponido
tan largo, tan corto y tan estrecho
que a lo mejor por la calle, se te van
a ver las costillas.
Te sienta que eres una calcomanía
pero cámbiate de ropa mujer, si es un momento
mientras me tomo el té que está muy caliente.
Ponte el del cuello cerrao
que te está de maravilla
y que te llega dos cuartas
«poncima» de la rodilla.
Cada vez que te lo pones
te encuentro tan elegante
que me parece que veo
la trompa de un elefante.
El chumbo que tú me diste
era gordo y colorao
me lo comí sin pelarlo
y aquí lo tengo atancao.
Te quiero sucia y pelua
como yo te conocí,
no tienes que afeitarte
pa nadie más que pa YO.
Ni tú eres mora moderna
ni quiero que lo aparentes,
que yo te prefiero antigua
y oliendo a perros calientes.
¿Te cambiaste las enaguas?
Pues andando pa el teatro
ya veras con que envidia
nos contemplan más de nueve.
Y al salir yo te prometo
cantarte con sentimiento
lo mismo que te cantaba,
cuando vendías pimientos.
Ya no se pinta la cara
la mujer que yo quería
ella ya no se pinta la cara
huele a colonia barata
y se lava con la toalla
una vez a la semana.
La Trini va despeinada,
que en la vida se ha peinao
y lleva sucia la cara
porque nunca se ha lavao.
La gusta empinar el codo
por la noche y por el día
ya lo tiene to empeñao
y el marido la ha dejao
porque está loca perdida.
Estribillo
Trini, no pierdas en tino. ¡Ay! ¡ay!
no seas tan cochambrosa, ¡Ay! ¡Ay!
y siempre que bebas vino, ¡Ay! ¡ay!
tómalo con gaseosa.
Hoy me han dicho que te diga
que no duermas en la era,
que te comen las hormigas
no seas tan cochambrosa, ¡Ay! ¡ay!
y siempre que bebas vino, ¡Ay! ¡ay!
tómalo con gaseosa.
II
No hueles tú ni a tomillo
ni tampoco a alcarabea,
que tienes un olorcillo
y un tufillo que marea.
Pareces un espantajo
cuando paseas por el puerto,
tómate un poco trabajo,
con jabón y un estropajo
lávate un poquito el cuerpo.
Ten cuidado con el tonto ¡Ay! ¡ay!
que te sigue a todos laos ¡ay! ¡ay!
que luego con su tontuna ¡Ay! ¡ay!
dice lo que no ha pasao.
hoy me han dicho que te diga
que en la era no me cantes
que te oyen los serenos
y te meten en la carcel.
Ten cuidado con el tonto... etc.
La pobrecita Torcuata
me dice que está cansá
la pobrecita Torcuata
de tanto fregar los suelos
tiene las rodillas chatas.
Tengo una novia que es bisca
que mira de medio lao
tengo una novia que es bisca
le pido que me dé un beso
y se lo da al que tiene al lao.
De la feria de Utrera
el otro día
se escapó un toro bravo
de la corría
como la pobre es bisca
vio dos ventanas
subió a la que no era
y está en la cama.
Las campanas de Utrera
y la han quitao
y a la vaca lechera
se la han colgao
te quiero Pepa
te quiero Pepa
yo quiero Pepa
yo quiero Pepa
darte una torta de castilleja.
Una cordera
una cordera
una cordera
de tanto ir a la playa
se volvió arena
y con la arena
y con la arena
están haciendo
dos ladrillos
pa una escalera.
BERDIAL
El cante de la cordera
está demasiao extendío
el cante de la cordera
y yo siempre he preferío
los filetes de ternera
que es lo mejor que he comío
y ni siquiera te enteras,
Trini, no pierdas el tino, ¡Ay! ¡Ay!
Recitado:
Cante flamenco jondo de las Raíces de los cimientos
de la Alhambra de «Graná». Cante para estufa: EL POLO.
En Carmona hay una fuente,
¡y a mí qué!...
con cuarenta o cincuenta caños
con un letrero que dice:
¡y a mí qué!...
«Viva el Polo en Verano»
«que viva el Polo en Verano».
¡Qué bonetos ojos tingo!
debajo de mi torbante
por encema de mis barbas
qué benetos ojos tengo yo,
porque mi padri me lo ha puesto a me
cuanto yo jera mo pequeño,
en los artos de la cona
ellos queren que me mera
pero si tú no lon denjan que se mueve
pero si tú no lon denjan que se mueve
ni siquiera que se menee un poqueto.
Malagueña salaruza,
Besar tus labios yo quiero
besar tus labios yo quiero
ma malagueña salaruza
y deserte cosa bueno
y deserte niña bueno
eres linda y hechisira
malaguenia salaruza,
y decirte otra vez niña bueno
que eres linda y hechisera
como er candó de una ruza.
Bulerías:
Micaela Cortés la gitana
le da un susto a miedo
de fea que es.
Una pasta de engrudo en su cara
rugosa y tostada igual que la pez,
jorobada, rechoncha y pelona
la nariz partía de una bofetá
y como no tiene ni dientes ni muelas
ni las bizcotelas la puede mascar.
Renqueando, más vieja que el tren,
llenita de arrugas y dando traspies,
ya se va a casar, mire uste con quien.
Con Perico, gitano esmirriao
con patas de alambre
y orejas na más,
la nariz como un apaga velas
y el cuello más largo que de aquí a Graná.
De reuma está el pobre tullío
por andar descalzo como siempre va
y son sus pinreles dos quesos manios
que al pasar el río se los va a lavar.
Los gitanos del contorno
apenas los ven pasar,
a Perico y Micaela
así les suelen cantar:
Fandangos:
De la mano y por la acera,
¿Dónde irán el par de lisiaos
de la mano y por la acera?
El día que estén casaos
no habrá en toa la tierra entera
dos seres más desgraciaos.
Tú no hagas caso de ná,
Perico le dice a ella
tú no hagas caso de ná,
que cuando estés a mi vera
a ti no te ha de fartar
hambre, fatiga y miseria.
Sevillanas:
Ya se han casao (bis)
y en el carro de la mugre
los han llevao
y por lo arto del puente
los han tirao.
Dice Perico arrepentío,
si yo me huelo esto (bis)
me tiro al río.
De lo que debo en la tienda,
no quiero que nadie sepa;
De lo que debo en la tienda
no quiero que nadie sepa.
Prefieres seguir debiendo,
prefieres seguir debiendo
mientras yo me estoy quedando
planchado como una estera.
Que moderno es el deber
firmando letras y letras (bis)
no te quedas sin comer.
Te traje una lavadora,
también un aspirador
y tú me pides ahora
que compre un televisor.
Qué adelanto yo pagando
lo que en la tienda debemos,
qué adelanto yo pagando,
tú la has tomao conmigo
y Dios me mande un embargo
si es mentira lo que digo.
II
Qué pena me da decirte
que de verte me arrepiento,
qué pena me da decirte
que de verte me arrepiento,
que ruina me has buscao,
que ruina me has buscao (bis)
cuando hablé de casamiento.
Qué malito es el deber
si compras a plazos los muebles, (bis)
y no tienes pa comer.
Si vienes todos los meses
el «tío» de la cartera,
no sabes donde meterte
y me aparto de tu vera.
Qué adelanto con quererte
si a mi vera no te tengo
qué adelanto con quererte,
yo estoy sufriendo un castigo
y ya debo hasta los guantes,
la bunfanda y el abrigo.
Con un ladrillazo sangrando en la boca
y con su chivata de pino en la mano
a darse un bañito
por el río iba
D. Antonio Vargas en traje de baño
entre higos y chumbos
la luna lunera
alumbraba menos que te alumbra un gas
y cuando er gitano a sentarse iba
se llenó de espinas la parte de atrás.
Antonio Vargas Heredia
flor de la raza calé
tú tienes lleno de espinas
un sitio que no se ve
un sitio que no se ve
De Londres hasta Lucena
de Hamburgo a Benamejí
las moritas de Sierra Morena
se mueren de asco al verte vení.
Era Antonio Vargas Heredia
el gitano
el tío más fachos y el
más derrotao
y en todas las tascas
de Sierra Morena
to lo que bebía lo dejaba fiao
pero por culpita de
una mora alemana
de cerveza en Loja
dicen que se hartó
cuarenta guantazos
nublaron sus ojos
y preso en la trena
la turca durmió.
Antonio Vargas Heredia
¿qué?
flor de la raza calé
te han dao con la chivata
en medio del peroné
en medio del peroné
de Ceuta hasta Lucena
de Larache a Benamejí
las moritas de Checoslovaquia
se mueren de pena
llorando por ti.
El pueblo quiere enterarse
porque ando siempre bebío
y yo le digo a la gente
que no me metan en líos,
pero tú sabes de sobra
que me dejaste sin parné,
te llevaste de la casa
los clavos de la paré.
Me está costando la vía
no haberte puesto un barreno
y que el pedazo más chico
llegar a Montevideo.
Con esta pena que me trajo la suerte
no hay en el mundo, mi Dios un castigo
es como un toro retratado en mi frente
y está acabando a cornadas conmigo.
Decir no quisiera
¡ay! ¡ay! ¡ay! no quisiera
ni a los cuatro vientos
lo que pienso hacer contigo
si algún día a mi vera
te encuentro.
Ayer tu madre en la calle
me dijo que te buscara
y yo te di un paraguazo
pues tiene tu misma cara,
y temblaba como un pulpo
del coraje y de la rabia
que me entró,
al verla salir de casa
llevándose el escobón.
Así que dejar que beba
hasta que caiga torcido
pá no acordarme de ella
ni de la madre que la ha perdido.
Soy un desgraciao como un pollo
por pascuas
y tengo embotaos los cinco sentidos
hace diez años que a mí me lo decían
y yo nunca me lo había creído,
el día que te encuentre
¡ay! ¡ay! ¡ay! quisiera
colgarte de un puente
y tenerte de esta manera
hasta que a mí me crezcan
los dientes.
Cuando me ven por la calle
cojío de tu brazo y sin un real
todas las comadres del pueblo
me miran con asco y empiezan a hablar.
Que si dale, que si toma,
que si pito, que si flauta,
con un hombre de mi estatura
no es bueno pá una jirafa.
No te dé a ti miedo, que digan de mí,
que yo no te quiero porque eres más vieja
que el Guadalquiví.
Por mi cuñá te lo juro
que eres pá mí lo tercero
y se me rizan las cejas
cuando te digo te quiero.
No se me importa tus canas,
ni tus piernas tan doblás,
lo que quiero es que comprendas
que puedes ser mi mamá.
Soy de tus perras cautivo,
lo atestigua mi cartera,
y he de aguantar mientras viva,
aunque frito y más quemao
que el palo de una churrera.
Tú a lo mejor te imaginas
que por tu dinero te voy aguantar,
tu médico dijo hoy
que tienes más vida que un arangután.
Que si crema y maquillaje,
cuatro fajas y lo demás,
cuando te veo levantarte
eres una mona pelá.
No te dé a ti miedo
que digan de ti,
que eres más pesada
que cuarenta moscas pegás a la nariz.
Por mi salú te lo juro
que eres pá mí lo noveno
y se me cuaja la sangra
cuando dices, te espero.
No se me importa que grites
ni que cojas el avión
lo que quiero es que te aplaste
muy despacio un camión.
Me voy pá siempre Torcuata
te llevo en mi petillera
pá aborreser el tabaco
y olvidarme compañera
que te encontré en un estanco.
Mi camello Lucero fue mi alegría
el compañero de travesía
No quería caravana
por ir conmigo
y en vez de agua bebía
«Fanta» con vino.
Pero una noche rendío
un oasis divisé
y cuando quedé dormido
en la ruina desperté.
No siento los collares que me robaron
sino el pobre camello que me lisiaron.
Algo le tiraron pesao como un hierro
maldita sea el canalla,
que hirió al camello
Me ayudaron tres indios
a hacer la fosa
y enterré a mi camello
y sus dos jorobas.
Pero cuando me venía
la arena se meneó
y es que el camello vivía
y llorábamos los dos.
De lo que me robaron me importa un comino.
si tengo a mi camello siempre conmigo.
A pasito corto
nos fuimos a casa
y se hinchó de mosto
con mucha gracia.
Marditas sean las manos
que matan a un oso.
I
Esta noche tengo cita
otra vez con la Joaquina,
quiera Dios que venga pronto
que no venga con su prima
que no venga con su prima
porque es una chivatona
y toito lo que hablamos
enseguida lo pregona.
Estribillo
Que son las. ¡Ay! que son las tres,
no viene la Joaquina, me voy a mojar,
empieza a llover, me voy a mojar,
que la gabardina la tengo empeñá.
¡Ay! que llueve, que llueve, que llueve,
¡Ay! que llueve, que están dando truenos,
los portales ya los han cerrao
y las llaves las tiene el sereno.
Ya me voy porque estoy empapao
¡Ay! Jesús que ya me he costipao
y no puedo con la tiritera ¡¡CHOS!!
porque no me he comprao camiseta,
que los cuartos me los he gastao
la otra noche con una paleta.
II
Esperando y esperando
he pillado unas anginas,
esperando y esperando
que llegara la Joaquina.
Es su prima, la palurda,
la que me vino a decir
que su prima estaba curda
y no podía venir.
(Al estribillo)
La luna se está peinando
entre las cañas del río
y un pavo la está mirando
en una charca metío.
Cuando llegue la triste mañana
que la luna se marcha del río
el pavito se da cuenta entonces
que se estaba quedando arrecio.
Este pavo enamora de la luna
que de noche canta triste
Cla, Cla, Cla, Cla
cuando cierran todos los barcos
a la una
con su llanto a nadie deja
descansar.
Los vecinos del poblao
se despiertan
y lo buscan con estacas preparaos.
Si lo cojen, ese no
lo cuenta,
ese pavo de la luna enamorao.
La luna viene esta noche
con una bata teñía
y el pavo de estar en el agua
ha cogido una pulmonía.
En los baches de la carretera
donde caben tres o cuatro
elefantes
se ha metío la luna lunera
con el pavo y quieren casarse.
Ese pavo enamorao de la luna
que una mula le ha pegao una patá,
con los ojos como huesos de
aceituna
y le ha puesto campanario
el Mayoral
los romeros de los montes
le arañan de frente
los chiquillos lo persiguen
con una alpargata,
y el pavito que es bravío
y muy inteligente
dos varillas de paraguas
parecen sus patas,
y una vaca distraída
le pisa la cara.
Quiso tocar el trompeta
una dulce melodía
cuando más tranquilo estaba
le tiraron una sandía.
Lloró, el trompeta lloró
y el trompeta lloró,
y el trompeta lloró.
Quiso asaltar una tienda
que una calle le brindaba
mas cuando vio que la dueña
con la escoba le pegaba.
Lloró, el trompeta lloró
y el trompeta lloró,
y el trompeta lloró.
Dame un poquito de queso
no me importa el empujón
en este mundo de grullos
donde todo es rencor.
Quiso pensar en lo bello
que sería comerse una butifarra
mas cuando vio que la gente
también ésto le negaba.
Lloró, el trompeta lloró
y el trompeta lloró
y el trompeta llorón, oón.
Billetes, billetes verdes
pero que equivocación.
Hay muchos que tienen miles
y nunca salen de prisión;
A todo el mundo, señores,
quiero darles mi consejo:
No enseñen billetes verdes,
que ahorrar es lo primero.
Y si quieren ir al fútbol
y se agotan las entradas,
te vas derechito al parque
y te paseas con la criada.
Billetes, billetes verdes
pero que odiosos son.
Los enseñas en cualquier sitio
y te echan la maldición.
Conocí a un pobre muchacho
que era feo y jorobado
enseñó billetes verdes
y hoy está hospitalizado,
pues encontró a una muchacha
que hay miles por ahí
con la tranca de una puerta
le reventó la nariz.
Billetes, billetes verdes,
es una calamidad,
para presumir con ellos
nunca tienen que faltar.
Si te cansas de ir andando
en bicicleta o en tranvía,
no enseñes billetes verdes
que te los quitan enseguida.
Si la radio se te para
y no tienes distracción,
te vas al bar de la esquina
y verás televisión.
Billetes, billetes verdes
Billetes, billetes verdes,
pero qué malitos son
por culpa de ellos
tuve yo una indigestión.
Pa que quiere nuestra suegra
esos malditos billetes
si siempre tienen las hijas
que le dan tolo que quieren.
Y si un día te levantas
y te pones a dar gritos
con tus billetitos verdes
serás menos que un mosquito.
Billetes, billetes verdes
eso no vale pa na
y si no sabes llevarlos
te llueve la bofetá
y en la ruina quedarás,
y no servirás pa na.