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Los Marañones

El Sol. 10 de enero de 1997

De acuerdo que todo el mundo sabe que en El Sol los conciertos no empiezan a las once y media, como pone en casi todas partes, pero no es cuestión de esperar hora y media y que los murcianos se retrasaran hasta la una menos cinco para comenzar su actuación. Menos mal que los chicos supieron resarcir al público con su directo. Lo que ofrecieron allí fue la última actuación de la gira con la que han movido el disco en directo de título homónimo antes de meterse en estudio para grabar nuevas canciones, una de las cuales presentaron ese viernes en El Sol. Al principio parecía que la estupenda voz de Miguel Bañón se perdía entre las bases rítmicas de batería y voz, por más que las dos guitarras (la solista del propio cantante y la secundaria) se empeñaran; aunque se le buscaba sentido, la segunda guitarra hacía un acompañamiento que ni se notaba. Al grupo se le notan las influencias: por algo están Josele (Los enemigos) y Hendrik (Los del tonos) colaborando en el disco. Pero, en mi opinión, los Marañones superan a ambos. Vale: son personalidades indiscutibles, tanto Enemigos como Del tonos, pero es que los Marañones parecen más honestos o, al menos, más optimistas. Sus temas se fueron desgranando uno tras otro, casi sin respirar y, por supuesto, sin dar las buenas noches (después de una hora de espera, como para querer caer bien). Y, aunque con momentos monótonos, flojos en la ejecución, los murcianos supieron alternar los ritmos más blueseros (base de sus composiciones) con descargas anfetamínicas cercanas a los Ramones sin desentonar. Las baladas, sin caer en nada tipo Michael Bolton, no bajaron de los ritmos medios. Los estudios y las tablas de trío, reconvertido a cuarteto con esa guitarra de acompañamiento, se notaron, sobre todo, en el tratamiento de las voces. Román García, el chico de la coleta, coreaba estribillos con un timbre agudo que remataba el muy buen hacer de las cuerdas vocales de Miguel, al que también se le van notando, en la voz y en la guitarra, los bolos realizados por toda España, con unos punteos que no desmerecen nada. Aunque son más o menos de la misma quinta, a los Marañones se les pudo comparar en El Sol con sus paisanos de M-Clan, quizás porque éstos han tenido más éxito basándose en las mismas líneas musicales que aquéllos. Se les ve mucho gusto por el blues con acentos más rockeros, del tipo ése que queda divino en el radiocassette del descapotable mientras se atraviesa cualquier desierto estadounidense: "road rock" desde Murcia. A alguien le sorprendería ver lo mucho que, en cierto momento, se asemejaron también a los recién recuperados Barón rojo. ¿Qué dónde? Pues a mí me pareció así en el tema Quiero bailar (agarrao), que es el que abre el último LP. Ya ves: después de éste presentaron un tal Si tú no entiendes yo te haré entender que, seguramente, formará parte de su siguiente entrega. A ver si graban pronto y se dan otra vuelta por Madrid, porque, para empezar un fin de semana, los Marañones no están nada mal.

Sonia Martínez Muñoz.

 

Los Marañones