José María Íñigo
Mundo joven nº 42, 19 de julio de 1969, pp. 20-23
Aunque pudiera parecer increíble, Frank Zappa me habló en estos términos:
"No creo en una revolución americana llevada a cabo por jóvenes de pelos largos y lacios, por gentes de pantalón vaquero raído y bigotes al aire. Por tipos sin hogar ni profesión. O por estudiantes ávidos de mostrar al mundo su valer. Llegarían arriba y no sabrían después qué hacer. No me interesa ese tipo de revuelta. Ni soy partidario de la fuerza y la lucha para conseguir la situación ideal. Hay un montón de cosas buenas en la sociedad americana de hoy. El principal problema, el auténtico gran problema, es la educación. Una masa sin preparación no puede funcionar en una democracia. No se puede esperar ninguna decisión racional cuando se ha votado a un farsante, a un gran orador, o simplemente a alguien con un traje bonito, ojos azules y expresión feliz. Tengo una gran fe en esos niños de pelo corto que van a la escuela todos los días; en esos muchachitos de la clase media, los que nunca quisieron ser "hippies". Ahora tienen quince años. Pero son los hombres de un mañana que está cerca. Ellos son los que lo van a cambiar todo, no nosotros. Los de los pelos largos están demasiado embebidos y embrutecidos para ser capaces de tomar una decisión lógica y racional."
Son —lo repito— palabras de Frank Zappa, el más rebelde, el más "hippy", el más progresista, el más conocido, admirado y repudiado, el más "underground" del mundo subterráneo. Son palabras de un hombre inteligente, gran pensador, gran hombre de negocios (propietario de Bizarre Productions) y triunfador en el mundo de la música y el disco a través de su liderazgo sobre el grupo The Mothers of Invention.
Frank Zappa es hoy uno de los hombres más discutidos de América. Es, en cierto modo un líder ideológico. Fue uno de los primeros en cantar en contra del "establishment", del Gobierno americano, en criticar la sociedad capitalista y sus múltiples nefastos sistemas. Frank Zappa, el rebelde, hizo circular por todo el mundo —incluso en España hay miles— un "poster" en el que aparecía desnudo, sentado en el "trono" de un W.C. Es un protestón. Tiene una forma peculiar de dirigirse a la gente joven. Lo hace con el texto de las canciones que han sido o son, populares.
"Everywhere I hear the sound of marching charging feet, boy.
'Cause summer's here and the time is right for rising in the street, boy...".(De la canción "Street fighting man", de los Rolling Stones.)
Traducción literal: "Escucho por doquier el ruido de pisadas que marchan a ritmo de carga, muchacho; porque el verano ha llegado, y el tiempo es propicio para levantarse en las calles, muchacho...".
Estuve charlando con Frank Zappa en el Waldorf Astoria, de Nueva York. Un lugar un tanto anacrónico e ilógico para marco de nuestra conversación. Lo más adecuado hubiera sido hablar de todo esto en la terraza del Village Gate, en Bleecker Street, o en St. Marks. Pero no, tuvo que ser en el Astoria.
Seguramente, las palabras de Zappa dejarían confuso a más de uno de los que pululan por esta zona: "fumadores", vagos, "hippies", estudiantes y artistas. Esta zona se sitúa a la altura de la calle 8, desde la Segunda hasta la Novena Avenidas. Para estos muchachos, cuyas edades oscilan por lo general entre los dieciséis y treinta años, Zappa es todo un ídolo. Pocos saben que él no está ideológicamente con ellos. Sí en el aspecto exterior, en la apariencia: bigote, perilla y cabellos. Pero nada más.
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Gracias a Javier Marcote por el artículo
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