Equipo de salida: Miguel, Román & Pedrín de conjunto, Rafa de mánager, y Pedro del Latino de conductor. En Bilbao: Edu de anfitrión, y Javi de técnico de sonido. Repertorio: Atrapado, Saluda al tren, Hombre invisible, Hace calor, Cuando quieras regresar, Eso sí me mola a mí, No me llames, Evita hacerlo, Japón, Estás sola, Soy minero, Powderfinger (Young), Muy buenas horas, Bla bla, El sonido del silencio, A miles de años luz, La memoria del extranjero, Cruzando las galaxias, All Day And All Of The Night (Davies), Esquizofrenia, El mundo al revés, Voy loco mama, Shangri-La. Bis: El baile, Cinnamon Girl (Young). Críticas: Óscar Cubillos para El Correo Digital, 2 de mayo de 2005.
Pues para empezar, el viaje fue pesao, pero entretenido:
—Papa, papa, yo quiero chorizo.
—No, hijo, que pica.
—Es igual, lo agarro del hilico.
Luego nos comimos un lechazo al horno cerca de Burgos, y de algún modo conseguimos aterrizar enfrente del museo (por cierto, parece que ya lo han terminado). Probamos sonido, picamos algo de comer allí mismo en el Crazy Horse, y a tocar. No hubo mucha gente, pero es que yo creo que teníais todos muchas ganas de puente, y además hacía un tiempo casi veraniego estupendo. La gente bien, pero se animó sobre todo al final, cuando anunciábamos que nos íbamos. Después de dos horas parados mirándonos fijamente, se pusieron todos a bailar con las dos últimas canciones. Están locos estos vascuences.
Después de refrescarnos un poco en el camerino (o almacén), conseguimos salir del Crazy Horse, que era el único sitio de Bilbao que habíamos pisado hasta ese momento. Nos llevaron a otro local (Rock & Roll), pero el portero decía que estaban a punto de llegar como veinte policías para cerrar el bar por la hora (creo que eran como las tres y media o así), y que de ningún modo nos dejaba pasar. Le dijimos que si al menos nos ponía unos cubatas para tirárselos a la policía cuando llegara, pero ni por esas. Así que nos fuimos al hotel, que estaba por Barakaldo. Gran error.
No sé si alguien conoce los hoteles 'Formule 1', pero son la cosa más extraña que he visto. Las habitaciones consistían en una cama de matrimonio, y sobre ella, una litera. Me lo expliquen. En la habitación sólo había lavabo, y el baño y la ducha estaban en el pasillo, pero eran como los de los trenes. Incluso más pequeños. Todo de plástico y con símbolos. Una pesadilla.
Al día siguiente nos levantamos y nos fuimos de vuelta. Paramos a comer (chorizo, morcilla y huevo frito) en Aranda de Duero, y luego a casa, después de un montón de kilómetros todos igualitos. En fin, y en resumen, el concierto, muy bien, Bilbao, ¡ni idea!
Román, 4 de mayo de 2005.